Nov 21, 2019




JOSÉ PRADO
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© José Prado

Iglesia Presbiteriana Oasis de Redención, Antofagasta


José Prado
 Las Palmeras #45 
Antofagasta, 
Chile
www.oasisderedencion.cl






Isaías 44


6 »Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso,
    rey y redentor de Israel:
“Yo soy el primero y el último;
    fuera de mí no hay otro dios.

9 Los que fabrican ídolos no valen nada;
    inútiles son sus obras más preciadas.
Para su propia vergüenza,
    sus propios testigos no ven ni conocen.

19 Les falta conocimiento y entendimiento;
    no se ponen a pensar ni a decir:
«Usé la mitad para combustible;
    incluso horneé pan sobre las brasas,
    asé carne y la comí.
¿Y haré algo abominable con lo que queda?
    ¿Me postraré ante un pedazo de madera?»

20 Se alimentan de cenizas,
    se dejan engañar por su iluso corazón,
no pueden salvarse a sí mismos, ni decir:
    «¡Lo que tengo en mi diestra es una mentira!»



¿DÓNDE ESTÁBAMOS?

Esta reflexión la escribí el miércoles 23 de Octubre pero la he actualizado pues durante los últimos 22 días la situación en nuestro país no ha mejorado, y más aun, la situación ha empeorado en todos los sentidos, sobre todo en lo político y social. En mi reflexión, a pesar de lo escrito, guardaba en mi interior la gran esperanza de que esta crisis fuese de corta duración, pero en la medida que se alargan los días, vemos que esto va en una creciente escala.
Lo que hemos visto “durante las últimas semanas” duele en el alma. Este dolor podría ser nuevo, pero no lo es.
Si al igual que yo, también tienes esta sensación, y además sientes que este dolor por lo que está ocurriendo ahora, es novedoso para ti, déjame preguntarte: ¿Dónde estabas cuando tu prójimo estaba tirado a la orilla del oscuro camino de la sociedad chilena? ¿Dónde estabas cuando tu prójimo fue asaltado por ladrones de todos los segmentos de la sociedad?, ¿Dónde estabas cuándo tu prójimo fue alimentado, sanado, restaurado por las manos de un desconocido?
Estas preguntas te las hago pensando primeramente en mí, pues lo que he sentido al ver nuestro país en llamas, fue precisamente eso, dolor, un dolor novedoso, como si nunca lo hubiese sentido.
Siento pena por mi, pues teniendo la Palabra de Dios a mi alcance actúo como si ésta no fuera parte de mi manera de vivir y de leer la realidad que nos rodea.


Espíritu de Anarquía
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“Aunque se crea «duro», el anarquista es en  realidad un romántico...” Francis Scchaeffer


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En primer lugar quiero invitarte a pensar sobre este grupo que aparece delante nuestro (así como lo han estado mostrando los medios de comunicación), como si fuera un lobo feroz, trayendo consigo rasgos culturales de los cuales ya hablaremos. Esta fiera que fue desatada y de la cual muchos al ser mordidos por ella se infectan y comienzan a formar parte de la misma Jauría. Jauría que se suma a las manifestaciones violentas, se suma a los saqueos y a todo tipo de destrucción.
Este grupo que la gran mayoría ha denominado como el “lumpen”. Término alemán acuñado en el marxismo que se refiera a la línea más baja de la escala social, aquellos que están por debajo del proletariado, pero que en las oleadas de manifestaciones sociales aparecen para darle rienda suelta a sus acciones. Análisis que no comparto, pues creo que existe este grupo, pero no pondría sobre ellos la responsabilidad social de la que hablamos.
Este grupo de anarquistas, al igual que muchos otros grupos idealistas,  piensan que incendiando, quemando y destruyendo,  acabando con todo lo que represente el actual sistema, traerá un mundo mejor, pensando y creyendo firmemente que de las cenizas y la destrucción algo mejor surgirá, pues ya no hay nada peor.
El Dr. Francis Schaeffer, nos decía que el anarquista se cree duro, se cree firme en estas convicciones, pero que finalmente sus convicciones son meramente románticas. 

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Los anarquistas en el fondo no sabían que las cosas podían empeorar, o mejorar según sea el caso, más de lo que se imaginaban. Ellos vivieron este sueño romántico de desorden y caos entre rabia y placer. Como la realidad ya lo había demostrado, estos hechos de violencia y destrucción, dejaron ver la cara más horrible del hedonismo de este sector, pues a diestra y siniestra vimos un carnaval y una fiesta de manera dionisiaca, pues mientras hubo más destrucción aparecieron más danzas y  más celebraciones. Esto lo han vivido con una leve o vana esperanza, que de las cenizas y la destrucción  surgirá algo mejor. 
Las cosas empeoraron pues el uso de la fuerza policial para imponer el orden fue brutal. El día hoy tenemos, algunos compatriotas fallecidos, y más de doscientas personas que han perdido uno de sus globos oculares por el uso de balines de goma, y centenares de heridos, violentados y violados, que va mucho más allá que el uso excesivo de la fuerza como forma de reprimir las manifestaciones.
Hoy no importa si se quiere hacer un análisis caso a caso para descubrir de qué manera se violaron los derechos humanos. Lo que ha quedado claro es que este grupo de anarquistas hoy cuenta con la simpatía de gran parte de la población, y su número de seguidores, sin ideología, ha crecido exponencialmente.
Hoy por hoy, el grupo es mayor y ya está instalado y mezclado con el resto de la población, que de manera paradójica, vieron en la fuerza policial, la misma imagen del órgano represor que por tantos años ha abusado de los más débiles e indefensos.
Hoy por hoy, en medio de las luchas políticas, en las demoras del gobierno para dar respuesta a las demandas sociales, en la manipulación de los medios de comunicación para manifestar de una u otra manera sus visiones sesgadas, se han levantado estos nuevos héroes de la anarquía popular. 
De aquí en adelante poco importan de que color político son, poco importa si tienen o no tienen educación, pues llevan la misma bandera con la que iniciaron, siguen pensando y creyendo firmemente con más fuerza que nunca, que  de las cenizas y la destrucción algo mejor surgirá, pues ya no hay nada peor.
Hoy por la mañana muchos de ellos se levantaron temprano para ir a trabajar pues el espíritu de  anarquía es solo eso, una catarsis colectiva, un sueño romántico que no le da sustento a la vida llena de optimismos que buscan.
Todos los niveles de violencia han escalado cada vez más alto. De seguir en este mismo ángulo, después de tiroteos en pleno domingo, después de quemar edificios gubernamentales, la fuente de trabajo de pequeños emprendedores, el último escalafón que se ve venir es todos contra todos, pues tienen fe que de las cenizas algo bueno surgirá.



LAS “EVIDENTES” RAZONES
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 “los chilenos son ignorantes, y proclaman con cierto orgullo que no requieren del conocimiento…” 
John Miers. 
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Para comenzar necesitamos reconocer algunos rasgos de nuestra cultura local, que están arraigadas incluso dentro de nuestras iglesias, de las cuales muchas veces no queremos dar crédito. Debemos abrir los ojos al evangelio y a la dura realidad y hacer el mea culpa de que somos una sociedad  aún muy clasista, a pesar de los años, y discriminatoria en múltiples sentidos. No Debemos negar que somos un país que rápidamente juzgamos y hacemos  distinciones muchas  veces en relación al apellido, al color de piel, y sobre todo al poder adquisitivo, en otras palabras a la superioridad económica sobre el otro. Es en este sentido que el apóstol Pablo enfrenta a Pedro encarando su falta de amor al prójimo, mostrándole que sus actitudes revelaban que no estaba alineado con el evangelio.
Nuestra fuerte herencia (aunque algunos la niegan), ligada al catolicismo romano pechoño, con un machismo que el día de hoy se trata de camuflar con algún tipo de conservadurismo, superioridad intelectual, género, o cualquier otra cosa que se le parezca, es también parte de las  filas de la iglesia evangélica, y estos son asuntos que debemos reconocer como parte de una identidad cultural que está centrada en un individualismo exacerbado por todas las esferas de la sociedad.

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La ignorancia a la cual quiero referirme no es a la intelectual, aunque algo de eso hay. Quiero referirme a la ignorancia hacia el otro. Como chilenos tenemos una ceguera, una barrera que impide que veamos al prójimo. Esta ceguera desaparece por momentos fugaces, como algún momento de sensibilidad o remordimiento social, o incluso en momentos de tragedia por alguna catástrofe natural. Pero de manera concreta queda de manifiesto cada año con la Teletón.
Aunque parezca extraño, una campaña tan noble como la de ayudar a otros, se transforma en una plataforma para que el ego y el alter ego, en tonos melodramáticos hagan gala de un circo sin precedentes, donde la esencia del yo reemplaza la ausencia del prójimo.
Mientras esto ocurre en el circo programático de la TV Chilena, políticos de izquierda y derecha, medianos y grandes empresarios desfilan uno tras otro, para tener algunos segundos en los cuales quede de manifiesto cuán amorosos y solidarios somos los chilenos. Buscar las formas para expiar las culpas y demostrar una falsa auto-compasión es tan antiguo como el divorcio.

Toda esta ceguera es solo superficial, si así lo queremos ver, a la luz de las grandes necesidades en nuestra dulce patria.
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Por años la olla a presión ha estado al límite, como dijo el presidente de la República, Sebastián Piñera: “por años no hemos querido ver la pobreza, las injusticias y las desigualdades que estaban delante de nosotros”.
Cada uno de ustedes, imagino, está bien informado sobre eso en este minuto. No les voy a hablar de lo obvio en relación a las jubilaciones, las AFPs, la pobreza, la salud, la educación y la seguridad, de lo contrario no estaríamos como estamos.
Pero lo que el mandatario dijo es decidor. Lo que él hizo fue reconocer que Chile ha sido ignorante a las necesidades de la sociedad de manera voluntaria y grotesca, pues habiendo necesidad dimos la espalda y abdicamos frente a una estructura demoníaca, que como un parásito vive de la vitalidad de su huésped. Eso es lo que hace un parásito, ignora al huésped.
Como chilenos hemos hecho la opción de ignorar al otro, de invisibilizarlo para no ver su situación, pues es incómoda para la sociedad. Y con orgullo nos hemos jactado de esta realidad al desconocerla y plantearnos como un oasis, oasis que se terminó incendiando.

He ahí una de las mayores razones de lo que está ocurriendo en nuestro medio. Hemos vivido para nosotros mismos, y de manera directa o indirecta, decidimos ignorar al prójimo y usarlo como materia prima para la realización  de nuestros propios proyectos y sueños. Nuestro corazón cautivado por la indiferencia. El pecado en nosotros.


NUESTRA PARTICIPACIÓN COMO CRISTIANOS

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Primero, no olvides que vives y vivimos en un mundo caído, no importan las soluciones de izquierda, no importan las soluciones de derecha. Por lo tanto no debemos hacernos la falsa ilusión pensando que de las cenizas de la destrucción surgirá algo mejor. No, debemos mostrar nuestra radical diferencia, señalar con tenacidad y valentía, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.
Tienes que entender que estas solo son soluciones parches para el dolor de este país caído en el cual nos encontramos. No importa cuál sea el desenlace, siempre habrá necesidad social, siempre habrán necesitados, siempre habrán desempleados, siempre habrán inmigrantes, siempre habrán ricos que se estarán aprovechando de las personas que están en necesidad. Por favor, no te olvides, tú y yo vivimos en mundo caído, y no debemos dejarnos engañar en relación a toda esta situación que como país y nación estamos sufriendo. No, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.

Olvidar esto nos hará crear y creer elementos sociales que no existen. Hoy, después de todas las manifestaciones, después de todos los heridos, después de todos los muertos, después de todos los incendios y destrucciones, no somos más libres, no estamos más sanos, no estamos más vivos, aun no hemos construido nada. Comenzamos a evaluar en diferentes niveles como si la humillación y la vejación tuvieran ciertos niveles. No, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.

Cada día que ha pasado nos ha vuelto más pobres, con menos derechos humanos, con menos dignidad, aunque parezca extraño, no nos hemos acercado más al prójimo. No, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.

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Lo que hemos visto es el fracaso de las ideologías  en nuestra propia realidad, no importan los esfuerzos, ni los avances que las líneas políticas realicen, siempre serán insuficientes para satisfacer de manera concreta las necesidades de los hombres y mujeres en nuestro país.

Solo el cristianismo basado en el absoluto de que la biblia es la Palabra de Dios, y teniendo en ella su punto arquimedial, donde reconoce que la verdadera dignidad del ser humano se sustenta en una relación personal con el Dios Creador, que creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, es lo que nos permitirá avanzar en la dirección de una restauración real y concreta de nuestra nación.

Este es el minuto de seguir haciendo aquello a lo cual fuimos convocados. Hoy es el minuto de tomar las riendas de aquello que dejamos de hacer. No existe manera de amar y de cuidar al prójimo fuera de la persona de Jesús. Es el minuto de decir que “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.

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Es en el nombre de la persona de Jesús, que hoy todo cristiano, no importando su rol en la sociedad, por muy pequeño que este sea, debe levantarse y poner su voz en cuello manifestando que frente a los problemas que estamos enfrentando no estamos aliados a ningún segmento de la política actual. No somos aliados ni de la izquierda ni de la derecha. Somos co-beligerantes. Estamos frente a una misma batalla, cooperamos frente a las demandas sociales y culturales pero no somos amigos. Izquierda y derecha, hay que reconocer, cada uno por su lado ha realizado un buen diagnóstico de lo que ocurre en nuestra sociedad. Pero este es el minuto en el que los diagnósticos ya no sirven de nada si la gracia de Dios no se manifiesta y no se derrama sobre nuestra nación, porque “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.
Hemos olvidado que solo la iglesia, solo el cuerpo de Cristo tiene la solución para enfrentar los males de nuestra sociedad. Solo la proliferación de nuevas iglesias con una estructura de discipulado integral será capaz de enfrentar este gran desafío que tenemos como país. Y podemos decir con autoridad, no, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.
Hoy más que nunca necesitamos que más discípulos de Jesús puedan salir de su comodidad individual y puedan ponerse en la brecha del evangelio, y no en pro de las ideologías de izquierda y derecha como ha ocurrido en esta crisis, para que juntos podamos decir, no, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.


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Solo la iglesia de Cristo tiene el poder de penetrar todos los rincones de la sociedad. Solo la iglesia por medio del mensaje de Cristo puede transformar los corazones de individuos que ignoran la necesidad del prójimo puedan acercarse y ofrecer una mano diciendo: ¡No! no, “de las cenizas de la destrucción no se levantará un mundo mejor”.

Me despido en nombre de Aquel que amamos y servimos.
José Prado Silva.
Pastor Iglesia Presbiteriana de Chile 
Oasis de Redención.
Antofagasta.