Mar 5, 2009

John Stott: El Cuadro Bíblico del Predicador

El Reverendo Stott (1921), de una manera muy metódica, sistemática y concienzuda nos adentra en el mundo de la exégesis, y lo hace de forma sencilla pero sin dejar de ser profundo en su análisis, indagando ¿Qué son los predicadores? El resultado de este cuestionamiento nos muestra un cuadro perfecto en su fondo y trasfondo del predicador a partir de su labor y carácter. Pinta al predicador como un mayordomo eficaz. Matiza al heraldo que proclama y hace la invitación del Reino. Enmarca a un testigo humilde que tiene testimonio que el Padre da del Hijo mediante el Espíritu. Retrata un amoroso y tierno padre que se preocupa de sus hijos y plasma a un servidor, que halla el poder en su Señor y no en las fuerzas propias.
A veces pareciera ser que se aleja del tema profundizando en otros (innegablemente sabemos que esto parte de sus presuposiciones) ciertamente creo que esto podría confundir a algunos lectores que no están acostumbrados con las lecturas exegéticas.
A pesar que esta obra tiene más de cuarenta de años, es pertinente que los predicadores, y cualquier estudiante de hoy valoren este trabajo y se sientan motivados a buscar en el Nuevo Testamento lo que verdaderamente son.
Agradezco a Dios, en este punto ya que este libro me ha motivado no solamente por las características del predicador y su labor, sino mas bien por la prolijidad, sencillez y profundidad que el autor a dado a su trabajo, quiera Dios utilizar este utensilio vil y transformarlo en un utensilio de honra.
JwP.

"Apologetas en un Mundo Post-Moderno"

Francis Schaeffer cuenta en su libro “Huyendo de la Razón (1968)”, como la filosofía, las ciencias, las artes y todas las esferas del hombre se han visto afectados por el dualismo, que ha dominado el pensamiento occidental (de manera categórica) después de la edad media. El hombre está muerto. Dios ya no existe.
El hombre es una mera presencia ausente de todo lo señalado. La única vía de escape está en refugiarse en las drogas el alcohol y filosofías que entregan las respuestas que no se necesitan. Esa fue la línea de pensamiento dominante en el mundo occidental a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.


El autor nos explica como ese dualismo, dirige a las personas desde la racionalidad a la irracionalidad.
Ahora debemos pensar que el erudito, por el hecho de vivir racionalizando toda su vida, está experimentado en esto. Él ya tiene el hábito, y le es difícil aceptar algo que no alcanza a percibir del todo. Nuestra misión es mostrar que no forzosamente Dios va a caber a gusto dentro de sus pensamientos. Dios es más grande que nuestra percepción, o por decirlo de otra forma, nuestra racionalidad por más ejercitada, abierta y aceitada que funcione, es limitada. Dios excede esos fines y nos llama ahora a ejercitar la fe.
Cuando se pretende sistematizar todas las cosas de Dios como posición para aceptar la fe, es porque se desea escapar a la necesidad de arrepentirse, dado que esto significa vergüenza y el investigador, muy a menudo, es orgulloso. Así se tiene el “pretexto” de no poder racionalizar el programa de salvación que es por medio de la Cruz del Calvario y se deja de lado que la salvación es por fe y no por razones, y si Dios pretendiera, le demostraría a cualquier pensador lo coherente de su mensaje.
Las implicaciones concretas de la tesis no están dentro de un marco filosófico teórico, sino más bien práctico. El hecho de demostrar las incoherencias dentro de cada cosmovisión, y demostrar que dentro del pensamiento reformado, absolutamente “todo” está bajo la caída del hombre, y no solamente su naturaleza sino también su razón, le da el sustento necesario que las demás filosofías carecen. Y que, como seres personales, podemos llegar a esa verdad infinita e inmutable, no por dirección propia, sino por medio de una Revelación que no necesita ayuda externa por que se sostiene así misma.
Este es un mundo donde todo es relativo y cambia rápidamente, las cosmovisiones también, y esto es lo que crea un profundo vacio en el corazón del hombre. Porque al afirmarse este en su propia razón no le quedará más que el desconsuelo. Francis Schaeffer, no utiliza los paradigmas evidencialistas para demostrar su postura, sino más bien a la par de las demás filosofías, presenta al Cristianismo como la única verdad razonable para el hombre, que no está basado en sí mismo y en su razón, sino que desde su humanidad caída y redimida, el hombre puede llegar al conocimiento de sí mismo y del absoluto, no basado en la dualidad moderna, sino que utiliza la única fuente de la verdad que necesita, La Escritura.