Mientras el gobierno Brasileño buscaba los responsables, del mayor apagón en la historia de ese país, a las horas siguientes muchos ya ni se recordaban. Por otro lado, lo que generó un sin número de controversias fue el comentario del presidente Lula –“sólo Dios puede salvarnos de futuros apagones”- Pero antes de llegar a ese comentario, mi reflexión estaba en la fecha. Mientras blogeaba en el sitio de Thiago Silva vi la fecha del apagón -10/11/09-, inmediatamente vino a mi mente 11/09/01. En realidad, ninguna cosa tiene que ver con la otra, simplemente la coincidencia 11/09, que ya está pirograbada en mi cabeza golpeó con rapidez. No necesito recordarles la tragedia del 11/09, por que se con certeza que también han reflexionado sobre eso. Y nuevamente las palabras del presidente Lula quedan puestas sobre la mesa.
Son muchas las cosas que nos dejan sin respuesta. La gran mayoría de las veces, por no decir siempre que no tenemos respuestas, acudimos al imaginario colectivo, “sólo Dios puede salvarnos de…”. Y es que llegamos a aburrir con esas respuestas absurdas. Cuando el mundo de las personas que nos rodean y nos aman, nos exigen una respuesta. No somos capaces de asumir quien verdaderamente somos, de asumir nuestras responsabilidades, y huimos, escondemos la cara, culpamos al clima, o simplemente culpamos a Dios.
El hecho de recordar estos dos eventos, exige que meditemos sobre nuestra total fragilidad, y esto, en las cosas más mínimas. Pues, somos los grandes, los poderosos. Y me refiero específicamente a lo primero “fragilidad”. Olvidamos rápidamente que, no tenemos el control sobre las contingencias de la vida, aún así las queremos controlar. ¡Y por favor! No me vengan con la disculpa absurda de, “debemos ser proactivos”, “debemos anticiparnos a los hechos”, obviamente que si, pero tanto ustedes como yo, saben que me refiero a aquellos asuntos que están lejos de nuestro alcance.
En esta línea la respuesta del presidente Lula es magistral, “sólo Dios puede salvarnos…”. “…Y no es chiste”, como decimos en nuestra jerga cotidiana.
El hecho de recordar estos dos eventos, exige que meditemos sobre nuestra total fragilidad, y esto, en las cosas más mínimas. Pues, somos los grandes, los poderosos. Y me refiero específicamente a lo primero “fragilidad”. Olvidamos rápidamente que, no tenemos el control sobre las contingencias de la vida, aún así las queremos controlar. ¡Y por favor! No me vengan con la disculpa absurda de, “debemos ser proactivos”, “debemos anticiparnos a los hechos”, obviamente que si, pero tanto ustedes como yo, saben que me refiero a aquellos asuntos que están lejos de nuestro alcance.
En esta línea la respuesta del presidente Lula es magistral, “sólo Dios puede salvarnos…”. “…Y no es chiste”, como decimos en nuestra jerga cotidiana.
Son las 8:14 de la mañana, y no consigo sacar de mi mente; Cristo a donde más podría ir, solo tú, tienes palabras de vida eterna.
Aunque, con su poderío, la nación más grande la tierra se proteja, el 11/09 nos recuerda que, sigue siendo frágil…
Aunque, el apagón más grande de América Latina no se vuelva a repetir, nos recuerda que, seguimos siendo frágiles…
Y sí, en nuestra fragilidad, sólo Dios puede salvarnos.
Aunque, con su poderío, la nación más grande la tierra se proteja, el 11/09 nos recuerda que, sigue siendo frágil…
Aunque, el apagón más grande de América Latina no se vuelva a repetir, nos recuerda que, seguimos siendo frágiles…
Y sí, en nuestra fragilidad, sólo Dios puede salvarnos.
1 comment:
Obrigado por seu texto. Somos frágeis e Deus é a nossa vida. Ele comanda os ventos e as tempestades. Ele governa sobre tudo e todos e demonstra seu poder de várias formas. Obrigado por mostrar que usar seu nome não deve ser uma desculpa, uma fuga.
Deus o abençoe!
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